Claude Joseph Désiré Charnay nació el 2 de mayo de 1828 en Ródano, Francia. Perteneció a una familia económicamente solvente, pues contaba con varias propiedades, circunstancia que hizo posible su formación en literatura y algunos viajes a Inglaterra y Alemania. Fue en 1850 que tras concluir sus estudios decidió marcharse a Estados Unidos para dedicarse a la docencia del francés en un colegio de señoritas.
Fue durante esta estancia en el país del norte cuando entró en contacto con las obras del estadounidense John Lloyd Stephens y el inglés Frederick Catherwood, quienes en la década de los cuarenta publicaron dos textos ilustrados sobre sus investigaciones en la zona maya 1 La influencia de estas primeras exploraciones fue de gran importancia porque constituyeron las primeras noticias que se tuvieron sobre algunos lugares de esa zona, razón por la cual ambas obras fueron muy populares. Impulsado por el deseo de conocer y fotografiar estos sitios, Charnay regresó a Francia para adquirir los conocimientos técnicos y para conseguir recursos materiales.
Buscando un apoyo institucional, Charnay escribió una propuesta para el Ministerio de Instrucción francés, donde expuso su intención de viajar a la zona maya y dar cuenta de ella ante la falta, en su opinión, de un conocimiento preciso. La novedad que planteó en su propuesta de viaje se centró en el uso de la fotografía para registrar las ruinas, bajo la premisa de que conseguiría un conocimiento fiel y realista.
Fue así que a la edad de 29 años, sus instrumentos fotográficos, el respaldo del Ministerio de Instrucción y el dinero propio para llevar a cabo una misión "oficial de exploración artística alrededor del mundo", emprendió su viaje a Norteamérica. Era el año de 1857 cuando recorrió Estados Unidos por ocho meses; desembarcando a finales de ese año en el puerto de Veracruz. 2
Se instaló en la ciudad de México por varios meses mientras llevó a cabo los preparativos pertinentes para la expedición al interior del territorio. Durante esta estancia recorrió la ciudad y sus alrededores fotografiando las construcciones más sobresalientes, lo que le daría material para que Julio Michaud le editara un primer álbum en 1860: el Álbum fotográfico mexicano, el cual incluía textos del destacado geógrafo e historiador Manuel Orozco y Berra. Dicho álbum está compuesto por 25 vistas de monumentos coloniales, siete de sus ruinas y alrededores y, como se menciona en el diario La Sociedad, unas vistas del Niágara como regalo a sus suscriptores. Toda esta producción fotográfica es de Charnay, quien se presentaba como “encargado por S. M. el emperador de los franceses de juntar para el museo de Louvre la colección mexicana tan rica por sus monumentos, tan interesante por sus ruinas". 3
Posteriormente, alrededor de 1858, comienza su travesía por el interior del país. Parte de la ciudad de México a Tehuacán, Oaxaca, Mitla, El Tule, Orizaba, Minatitlán, Sisal, Izamal, Uxmal, Chichén-Itzá, Dzitas, Mérida, Ticul, Campeche, Ciudad del Carmen, Palenque, Túmbala, Yajalón, Tenejapa, San Cristóbal, Tuxtla, Tehuantepec, Mitla, Oaxaca, ciudad de México, el Popocatépetl y Veracruz, travesía que duró alrededor de dos años. 4
Dicho recorrido fue accidentado, no sólo por la situación política que se vivía a raíz de la guerra de Reforma, sino por la dificultad que se presentaba para acceder a los monumentos arqueológicos. De ahí que realizara el viaje en por lo menos dos etapas: de 1858 a 1859, cuando viaja de la ciudad de México a Yucatán; y de 1859 a 1860, cuando hace un viaje hacia Estados Unidos, para posteriormente regresar en ese mismo año y de ahí continuar su viaje hacia el suroeste. 5
Las fotografías realizadas y dadas a conocer posteriormente fueron hechas a lo largo de esos distintos viajes. Esto se sabe gracias a la mención que el propio Désiré Charnay hace en torno a su encuentro con los ejércitos en Oaxaca, donde dice perdió sus notas y fotografías recabadas hasta entonces.
Tras su regreso a Francia en el año de 1861, 6 Charnay organizó una exposición para mostrar su trabajo realizado en territorio mexicano, la cual fue un éxito debido a la curiosidad que existía por conocer sobre los lugares americanos, más aún si consideramos que las fotografías de ruinas realizadas por Charnay fueron las primeras de este rubro en exhibirse, pues antes de ellas existían sólo algunos daguerrotipos. 7 Las fotografías de este primer viaje fueron editadas en 1863 en forma de un álbum llamado Cites et ruines américaines, con 49 láminas, edición patrocinada por Napoleón III; posteriormente, con ese mismo título fueron editadas sus memorias de viaje con prólogo del arquitecto francés Eugène Viollet-Le Duc. 8 Paralelamente, en México, este álbum fue reprografiado y editado por Julio Michaud en un formato más pequeño.
Se cree que pudo haber regresado a México en 1865, durante el imperio de Maximiliano. Aunque no hay evidencia de que así haya sido, se rumora que vino como informante dado su conocimiento del territorio mexicano, o bien, como parte de la comisión científica fotografiando el norte del país y algunas partes de Yucatán, pero nada evidencía su estancia y tampoco se han encontrado negativos o fotografías que confirmen esto. 9
Madagascar, Chile, Uruguay, Argentina, Java y Australia son lugares que recorrió con su lente. Varias de estas fotografías aún se conservan en Francia y los textos correspondientes a sus expediciones fueron publicados en forma de artículos, principalmente en Le Tour du Monde. Algunos de estos viajes, principalmente los realizados en África y en Asia, tenían un contenido antropológico, por lo que se encuentran fotografías de tipos raciales, temática que también desarrollaría en sus posteriores viajes a México.
En 1880 regresó de nuevo a nuestro país, ahora con el patrocinio de la comisión científica de París, en una expedición franco-americana, pues contaba con el apoyo financiero de Pierre Lorillard, un banquero franco-estadounidense con alma de anticuario. Esta nueva expedición de Charnay contó incluso con el apoyo del gobierno mexicano, pues estuvo en todo momento acompañado por un oficial militar. Esto se debió, muy probablemente, a que en esos momentos Charnay ya era considerado un explorador de renombre y que por tal razón se pensaba que contribuiría al conocimiento del pasado prehispánico en nuestro país.
Sin embargo, México había cambiado en 30 años y, aunque se le reconociera su labor de estudio de las antigüedades mexicanas, ya comenzaba a existir una idea de patrimonio nacional. Es por esta razón que se dio una polémica en el congreso mexicano en torno a las condiciones de la actividad del fotógrafo francés, pues era acusado de plagio de las piezas recopiladas en sus excavaciones.
A pesar de estas controversias, Charnay continuó con sus expediciones al sureste mexicano, también visitó Tula y propuso varias teorías, entre las que se encuentran la supuesta vinculación de las antiguas civilizaciones entre sí, que planteaba que todas ellas descendían de una primigenia, atribuida a la tolteca, lo que trataba de demostrar mediante la comparación de elementos arquitectónicos y artísticos compartidos.
En 1881 siguió su recorrido por Teotihuacán, Ozumba, Tula, Comalcalco y Palenque; sin embargo, volvió a Francia porque cayó enfermo y requería de reposo. Ese mismo año regresó a México y continuó su recorrido: Tula, Teotihuacán, Mérida, Aké, Chichén-Itzá, Izamal, Kabah, Uxmal, Yaxchilán, Mitla y la ciudad de México. Incluso llegó a lugares más lejanos como Copán y Tikal. Fue también durante esta expedición que navega el Usumacinta y llega a Yaxchilan, que en ese momento nuestro autor bautiza como ciudad Lorillard en honor a su mecenas. Regresó a Francia donde expuso la gran cantidad de piezas, moldes y fotografías producto de ese viaje.
En 1885 publicó en francés la obra Les Anciennes Villes du nouveau monde. Voyages d'explorations au Mexique et dans l'Amerique centrale, la cual es una recopilación de sus viajes hasta ese momento por México y los realizados en América del Sur. En 1886 volvió a México y esta vez sólo recorrió la zona maya: Mérida, Uxmal, Labná, Tecax, Izamal, Ek-balam y Jaina, para regresar a Francia. Sus experiencias son narradas en un libro, Ma dernier voyage, publicado en México con el nombre de Viaje a Yucatán, en 1888.
Murió de neumonía en la ciudad de París el 24 de octubre de 1915, con un gran pesar, pues aunque su mayor actividad la llevó a cabo en México, Porfirio Díaz no lo incluyó como el personaje extranjero que aportó más al conocimiento del pasado prehispánico mexicano. El general oaxaqueño dio tal distinción, dentro de los festejos del centenario de la independencia, a Alfred Percival Maudslay, explorador inglés que es considerado el iniciador de la arqueología científica en México. Dicho personaje tuvo un encuentro con Charnay en 1882 en Yaxchilán, a donde había llegado dos días antes de que arribara el explorador francés.
Fue también autor de novelas con motivos mexicanos o prehispánicos y de otras narraciones de viaje a diversas partes del mundo. Su obra fotográfica también fue prolífica, al igual que las excavaciones de las cuales obtuvo numerosa cantidad de piezas originales y de moldes. Todas estas piezas, incluyendo las fotográficas, se encuentran actualmente en Francia, en el museo etnográfico Musée du Quai Branly.